Israel MEZA MORENO. MORIS

torre infinita

  • AÑO: 2015
    DIMENSIONES: 50 x 20 x 12 cm
    TÉCNICA: madera, metal, yeso, plástico
    MODALIDAD: escultura
  • La nariz humana detecta alrededor de diez mil olores.  Las partículas aromáticas ingresan y son dirigidas por el epitelio olfatorio, y procesadas por el sistema olfativo. La aspiración hace que las moléculas alcancen la mucosa olfativa que conduce el aroma a tres tipos de células que en su cabezal poseen terminaciones sensoriales que las convierten en respuestas eléctricas, que alcanzan el bulbo olfatorio de la parte anterior del cerebro a través de micro-orificios del cráneo. La traducción de los aromas se da por el sistema límbico y el hipotálamo, responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, la liberación de hormonas y del contenido de la memoria. Por ello, los olores pueden afectar nuestro comportamiento y funciones, y más tarde, cuando alcanzan la corteza cerebral, se establecen, se tornan consciencia.

    La pobreza aglutina una gran diversidad de factores extremos que al converger en ese punto definitorio de todo ser, le marca y e impulsa sin posibilidad de permanecer intacto, sin la capacidad de responder y sin la probabilidad de regenerarse. El Ser pobre no sabe de tiempo porque vive al día, al minuto, no tiene porvenir. Su lugar es una constante cicatriz que se recorre vez tras vez con la única esperanza y estrategia de aprenderla para convertirla en herramienta, en quintaesencia para el sobreviviente. Quien nace en la pobreza posee la agudeza de los sentidos porque su dependencia en ellos es la única forma de enfrentar la realidad que les rodea y que pareciera desear exterminarlos.

    La pobreza hiede, la nariz la absorbe y la memoria se impregna. Posee un olor característico: el de la miseria. Un niño es alimentado mayormente de pan duro, es lavado con agua fría para salir a buscar la forma de resistir el día. Los medios químicos le dan la opción de imaginar ser otro, para sobrellevar eso que es sin más opción. Inhalar Pegacontact 5800 -porque el Resistol 5000 es mucho más costoso- les conduce a un estado alterado en donde construye una especie de torre de diferentes niveles de realidad, para pasar la noche, soportar el frío y enfrentar el miedo al enorme vacío que le absorbe. Sin embargo, el trueque a cambio de neuronas, del aliento y de la infancia misma parece incosteable.

    La torre infinita es una pieza hecha con 2 pedazos de madera encontrada, una lata vacía de Pegacontact 5800, un bolillo (pan de agua) petrificado y una bolsa de plástico con dicho pegamento usada para inhalarlo. Es un ensamblaje contenedor descarnado y literal, que confronta a través de sus partes sólidas y escultóricas pero que repercute y contacta sin previo aviso a través de su olor. Si los elementos crecen algo desde el suelo, es el aroma el que lo sostiene en el instante previo al posible derrumbe. El olor a cemento es la anti-fuerza de gravedad en su estado más puro.

    Moris

  • Exposiciones

    Febrero - Abril 2019
    - la fragancia de las imágenes (itinerancia)